martes, 25 de agosto de 2009

Un farol que se apaga

Sabes cosas de mí que siempre había guardado en silencio antes de conocerte, cosas que me arrepiento haberte mencionado.

Te las dije, pero no las escuchaste, hoy me di cuenta que a pesar de que creí que me conocías, me fallaste.

Y es que hiciste algo que para ti puede ser insignificante, pero para mí fue algo que ha caracterizado toda mi vida.

No soy quien para juzgarte, puede que seas una buena persona, pero hoy me hiciste ver que no me entendías, que es hora de que camine hacia otro lado.

Trate de no reaccionar así, pero tú me hiciste sentir algo que creí que ya había superado.

Me hiciste recordar aquella noche en que los faroles inundaban las calles, y yo lo esperaba a él, que llego cuando ya la candela se había fundido, el silencio había dominado. Allí estaba él, en su mano un helado, creyendo que yo por ese regalo, mañana al despertar todo lo habría olvidado.

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