domingo, 21 de junio de 2015

A little more like Billy Elliot's dad

I know you are a gonna scream at me, and probably hate me for a while. You come from the mines and is that what you know of. I know is hard for you to understand.

You had other plans for me. Its not exactly boxing what you wanted but I know you have been training me for it since I can remember

I just want you to be a little more like Billy Elliot`s dad.

You are not a expert in the matter, and I dont need you to be one. I just expect you to be there when I take the bus. I will really need you there.

I hope you don't hate me forever, I will always try to make you proud. I promise you.

I know she wont mind, I know she will support me. We talk every time I need to. Maybe you and I could do it too.

I just want you to be a little more like Billy Elliot`s dad.

I hope to find the one that makes me feels good, make me forget everything, sort of disappear...  sort of disappear. Make me feel a change in me whole body, like there's a fire in me body. The one that makes me feel I'm just there, flying, like a bird. Like electricity.

I wish I find the one and we three talk about whatever you  want, it could be about boxing or football, or maybe ballet.

I just want you to be a little more like Billy Elliot`s dad.

We could joke and laugh, possibly I will make some special dinner when you visit.

My dream is one day we could make a trip to London, my dream is one day you will go to see ballet, one day you will go to see the one.

martes, 10 de junio de 2014

La mujer del excarnicero

El título de este artículo evoca a una película de miedo, con escenas sangrientas y macabras, pero no, se trata de una simple historia de un hombre cuya felicidad es desmembrar chanchos y vacas, pero su mujer no lo deja.

Mientras avanzamos por la Autopista General Cañas, nos enfrascamos en una trivial conversación sobre la felicidad, y cómo conseguirla, ahí surge el tema: este hombre fue y quiere ser carnicero, pero la inseguridad en el país y su esposa truncan su sueño.

No mide más de 1,65 metros y su peso estoy seguro no es mayor a los 65 kilogramos, es poco creíble imaginarlo  destazando una res que perfectamente puede pesar el triple. Pero ahí está la magia del asunto, cada quién encuentra la felicidad en cosas diferentes, a veces está en clavar un cuchillo y terminar con un chicharrón.

Su pasión se concretó en algún momento de su vida, tenía una pequeña carnicería, era feliz. Entre el lomito y los chorizos, Alfonso se ganaba la vida.

Pero este mundo nos trata tan cruel como a un bistec barato en manos de una ama de casa, y a este hombre le llegó la tragedia. 

Los amigos de lo ajeno llegaron a su local, y no pararon de llegar, hasta que indefenso y frustrado trató de tomar la justicia en sus ensangrentadas manos.

Quería sangre, pero ya no era de esa que caía de una pierna del cerdo, era la sangre del humano que le quitaba la comida a su familia.

Con lo que Doña María le pagó el mondongo la semana pasada, Alfonso se fue con el hígado en la mano y pagó para que le dijeran quién era el que se metía a robar a su negocio.

La plata habló y el carnicero se movió, se fue como toro en redondel a destazar por revancha, pero la policía lo enlazó antes de que lo lograra y fue a parar dos días a la cárcel.

Ahí fue donde lo amarraron por segunda vez y esta vez fue una cuerda al corazón, su esposa le pidió que vendiera el negocio, que era más seguro y ya no quería que “anduviera en esas”.

Alfonso le hizo caso, y consiguió otro trabajo. Una pata, y no de chancho, lo metió a una gran empresa a ser chofer. Entre directivos y pequeños empleados como el que aquí habla, se gana la vida, pero ya no la disfruta tanto.

Poco a poco su placer se acaba, después de cerrar la carnicería, “destazaba a domicilio”.

“Me llamaban y me decían: Alfonso, aquí tengo cinco chanchos, ¿Usted me puede ayudar?”, y él iba a surtir de chicharrones en medio diciembre a toda la familia.

Su esposa le pidió que parara, y él lo hizo porque ella “es toda una profesional”.

Me cuenta la última vez que clavó el metal en la suave carne, fue el día que su mujer presentaba la tesis, él tenía que esperar afuera, y por obras del destino, fue frente a una carnicería.

Ese mismo destino le mandó en ese instante una res a su colega, y Alfonso no se pudo resistir a preguntarle si estaba solo.

El extraño le respondió que sí, que antes sus hijos le ayudaban, pero que ya no les gusta y lo habían dejado solo. Esos hijos de carnicero malagradecidos le habían dejado a Alfonso una botella de whisky a dos kilos de lomito de distancia.

“¿Quiere que le ayude?”. No tardó el ahora chofer en preguntar. Entre preguntas y diálogo  se le abrieron las puertas de la carnicería y mientras su esposa presentaba un documento que tenía más hojas de las necesarias, él moldeaba la carne que quizás quién lea esto recibió en su plato.

Sonríe al recordar que gracias a eso toda su familia comió chicharrones y chorizo ese día, pues no le aceptó dinero a su nuevo amigo, y le pagaron con carne.

Y ahí se acaba la historia del excarnicero, que aún conserva todos sus cuchillos, y no deja que su familia los bote.

“Yo les recuerdo que todo lo que tienen viene de esos cuchillos, que yo con eso les lleve el bistec”, cuenta orgulloso.


Quiero pensar que esta historia no acaba acá, y me aferró a esta frase para terminar este artículo: “quién sabe, quizás algún día me vaya para Estados y me meta a una carnicería, yo sé que puedo enseñarles un buen corte inglés”.

martes, 22 de noviembre de 2011

Nadar.


Antes solo me quejaba de lo fuerte de la corriente. Veía la otra orilla y quería estar allí.


No creía ser tan fuerte como para salir de esa tierra seca e infértil.


Poco a poco moría de hambre y mi piel ya estaba gastada por el cruel sol.


Antes solo me quejaba de lo fuerte de la corriente. Veía la otra orilla y ...


Un día nublado vi otro hombre que luchaba contra la corriente. Era más pequeño y sus brazos más cortos pero no se cansaba.


En sus ojos se reflejaba el árbol más alto al otro lado del río.


Antes solo me quejaba de lo fuerte de la corriente...


Llovía pero vi dos mujeres que se enfrentaban al flujo del agua. Sus delgadas piernas se movían al unísono con dirección a la otra orilla.


De pronto vi que no eran solo dos mujeres, eran más personas que agitaban el agua con cada movimiento de sus brazos y piernas.


Antes...


Hoy hay rayería, pero he entrado al río. Solo quiero nadar. No sé si algún día llegaremos a la otra orilla pero sé que nuestros brazos se vuelven más fuertes con cada brazada.


Solo quiero nadar, no importa si muero en el intento. Solo quiero nadar porque vi en ellos que quedarse sentado quejandose no lleva a ningún lado.

miércoles, 13 de julio de 2011

Cuando el emperador hizo silencio.

Ayer mientras yo miraba por la ventana el emperador decidió guardarse sus palabras. Ya no tenia nada más que decir en esto reino de pisos de madera y plantas ornamentales.

El monarca ya no tiene nada más que decir y se ha refugiado todo el día en su habitación. Ya no hay quejas por el desorden en sus territorios ni reclamos por la desobediencia de su mujer.

Los pasillos adornados con pinturas de gran tamaño no hacen eco de los gritos del emperador reclamando la ineptitud de sus súbditos.

Los sembradores ya no se asustan mientras él se pasea por los campos. No les dirá nada porque ya su boca no se abre para otra cosa que no sea ingerir alimentos.

Alimentos que a las cocineras ya no les importa si se pasan de sal o están bien sazonados puesto que ya él no las amenazará con despedirlas.

No sé si el emperador solo se cansó de hablar, o su reino le ha dejado de importar. Puede que sepa que la muerte lo acecha o que nunca logrará los planes que tenía.

Todos le teníamos respeto al jerarca. Respeto no. Todos le teníamos miedo al jerarca.

Hoy le tenemos lástima. Cada vez que se sienta en su trono en sus ojos vemos una agonía que parece no acabar.

Antes yo me asustaba de tener que darle una mala noticia. Me estremecía pensar que me podía desterrar si los asuntos no iban como a él le parecía.

Las noticias cada día son peores, pero ahora lo que me asusta es que con la próxima información que le dé su corazón no resista más.

El emperador debe morir ya, o exiliarse en otros parajes. Si no lo hace pronto rodará su cabeza o el reino se hundirá con él en esas colchas y edredones que visten su cama.

Hoy mientras veo por las ventanas, mi mente me dice que el emperador fue el último en callarse.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Deber

Odio el verbo deber, es una forma de represión barata que se basa en el miedo a las consecuencias.

Deberían eliminar este verbo, podría ser mejor.

Debemos poner atención en misa, debemos respetar a los mayores, debemos relacionarnos solo con cierto grupo, debemos amar a cierta clase de personas.

Y entre tanto deber el peso sobre los hombros de cada uno debe ser enorme.

Culpo a ese verbo de todo el estrés del planeta.

Debe estudiar tal carrera, debe jugar de esta manera, debe votar por tal.

¿Y si yo solo quiero?

Esta palabra con una d al inicio tan solo hace ver la vida como un proceso industrial que tiene que requerir ciertas condiciones.

Por culpa de esa palabra, debo amarlos.

El día en que ninguno deba hacer nada, tan solo queramos, ese día será la utopía y será el único momento en que “debemos” alegrarnos.

lunes, 4 de octubre de 2010

Puntas negras sobre madera



El día se acaba, tu cuerpo vuelve a mi mente por enésima vez durante las horas que he estado despierto
Pero solo en mi mente, porque mis gruesos dedos no te han calentado desde aquella fría madrugada
Ahora el frió me consume como el calor al carbón, como el reloj a las horas

Baila, baila aunque sea solo en mi mente
Baila en tu tutú celeste que me hacia callar
Baila, mueve tus zapatos con puntas negras de tanto danzar

Mi cuerpo quiere sentirte, recordar tus curvas no pronunciadas en contacto con mis cuadrados hombros
Mi mente quiere atrapar de nuevo tu olor, quiere volver a sentir el placer que con cada silaba provocas

Baila, baila aunque sea solo en mi mente.
Baila, haz crujir la madera con tus saltos repentinos
Baila, baila hasta que mueras o hasta que mi mente te mate

viernes, 27 de agosto de 2010

Gracias FEUCR

El miércoles en la feria vocacional le explicaba a alumnos de cole las ventajas que tiene estar en la UCR, su vocación social y el hecho de que es una universidad. que se preocupa por ayudar a poblaciones que no tienen representación en otras instituciones del Estado.


También les mencionaba como los estudiantes de mi universidad tenemos gran respeto entre nosotros y siempre tratamos de utilizar el dialogo como método de negociación.


Hasta les llegue a decir que en la UCR se forma con verdaderos valores, que quizás mucha gente critica generales y dice que son una perdida de tiempo, pero para mi hace que se formen estudiantes con sentido común y preocupación por el resto de los habitantes del país.


Ahora me preguntó: ¿Con qué fundamentos voy a decir esto el otro año? Si ni siquiera les puedo afirmar a los estudiantes que nos visiten que están seguros en ese lugar.


¿Cómo les voy a hablar de los valores de la U cuando hoy un grupito de gente los esta “tomando” y convirtiéndolos en una falacia?


Ya no les puedo decir de lo importante de los estudios generales porque al parecer estas personas o no han pasado por esas clases o en serio no sirven para nada.


¿Cómo voy a decir que la U esta en la lucha cuando practican conductas que son peores que las personas que ellos mismo tano critican?


Porque ellos están violentando mi derecho a la educación y mi libertad de transito, así como mi propiedad ya que tengo bienes en el edificio de Ciencias Sociales.


Gracias gente por hacerme ver como un tonto frente a cientos de estudiantes que me oyeron, gracias gente por convertirme en un mentiroso frente a una señora que me pregunto si los estudiantes de la U éramos respetuosos y no como se nos hacia ver en los medios.


Gracias gente por “representarnos”.