martes, 15 de diciembre de 2009

Sin rojo...

Me robaron el rojo de mi paleta de colores, y tu retrato no está completo gracias a este terrible acto.

Ya no puedo pintar esos labios que a veces siento tanto deseo de robarles un beso cuando menos te lo imaginas.

Puedo ilustrar una cena contigo pero las velas estarán apagadas porque me hace falta ese apasionante calor.

Me robaron el color rojo y eso hace que tenga que dibujar otro mundo diferente, un mundo de otros tonos más apagados.

Puedo pintar margaritas, lirios, girasoles, pero no puedo darte rosas rojas porque alguien ha dejado incompleto mi arcoíris sobre la madera.

Y tendré que pasar a un nuevo lienzo, ya los otros colores se están secando, pronto solo podre dibujar a blanco y negro, un mundo en escala de grises que no refleja emociones.

Ya no puedo trazarme dándote fresas en esa boca, no puedo dibujarte en esa bicicleta roja en que queríamos pasear.

Puedo pintar el sol al mediodía, puedo dibujar noches solo en mi cama, pero jamás verán un cuadro de nosotros abrazados al atardecer.

Me han robado el rojo, ya no te podre ver en ese vestido rojo que tanto deseo regalarte, esa prenda que sé que significará que eres la indicada, ese vestido que quiero quitar lentamente hasta que caiga el suelo y contraste con el café de la madera.

Quiero pintar tu corazón pero me han robado el rojo, me pudieron haber quitado el azul, el amarillo, pero ha tenido que ser el rojo y eso significa que nunca terminare tu retrato.

martes, 8 de diciembre de 2009

Mi nueva ciudad

Vi como el tren se alejaba, como el tren cargado de basura se perdía después del túnel de La Advertencia, yo me acaba de bajar pero ellas quedaron allí.


¿Llegué a mi destino? No lo sé, pero aquí es donde viviré al menos por un tiempo.


Las calles de acá no son rectas, son curvas. Las aceras no son de cemento, son de acero. Es más duro el golpe si caes, pero nunca habrá que repararlas.


Viven personas que nunca había conversado, que solo dejan ver media cara. Personas que cubran una de sus mitades con un velo, fácil de quitar pero que todavía no tengo la confianza para hacerlo.


Y suena una melodía que me recuerda la ciudad anterior, aquella de color morado de donde me echaron, pero de todos modos ya me preguntaba que hacia allí, ya no me dejaba nada. Esa ciudad había crecido, de mala manera y ahora solo quedaban rumores y chismes en ese lugar.


Aún tengo recuerdos de ese lugar, un balón de futbol, una camiseta amarilla y azul, un periódico y una agenda.

Pero también deje muchas cosas, un cubo negro, una bufanda, una foto de mi familia y mi perro pitbull.


No sé quien viene conmigo, espero que al menos la de los tenis negros, se que allí ya me esperan el de chaleco gris y la de vestido negro.


El sonido del tren de las tres, todavía en mis oídos me hace preguntarme, quizás si hubiera tomado el tren de la una, quizás podría volver.


Pero respiro y soy feliz, se que acá encontrare otro cuarto, quizás hasta más grande, y quien sabe después, si todo sale bien, pueda comprar una casa.