domingo, 23 de agosto de 2009

En silencio

A veces, a veces me duele la garganta, quiero soltar un grito pero no es de miedo ni de enojo, es un grito que exprese todo lo que siento.

Pero no puedo, porque me da temor que apenas el mundo lo oiga toda su grandeza se va a volver contra mí. Y entonces solo provocaré caos y muerte. Y ni me cuerpo resistirá toda la energía que ese alarido consumirá instantáneamente.

Pero entonces cada vez que lo callo, que esa válvula cerrada que es mi boca lo detiene, me da miedo que vaya creciendo, y que me ahogue o que en un momento en que mis labios estén separados hiera a una persona que apreciaba.

Por ahora me seguirá doliendo la garganta hasta que encuentre a esa persona que lo pueda aguantar, a esa que lo convierta en suyo y lo utilice para devolverme la paz y tranquilidad que ya se me está olvidando haber tenido.

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