jueves, 10 de septiembre de 2009

De medias blancas y sabanas azules

Fotos, recuerdos de momentos, fotos con su novia, fotos con el equipo de básquet, fotos con el trofeo de atletismo y una foto con su mejor amigo.


En su closet hay tres balones, uno de fútbol, uno de básquet y uno de fútbol americano. En un pequeño gancho esta guindada la cinta de capitán, en una de sus paredes está el cursi corazón que le dio su novia para su último cumpleaños.


Un uniforme sucio y unos tacos son parte del desorden que domina el cuarto, un caos que no rompe con el sentido de la habitación, porque el sentido de ese cuarto es dar esa sensación de que allí vive un hombre, de que allí vive el perfecto espécimen que describe lo que debe ser el muchacho más respetado del colegio. El novio de Gabriela, el capitán del equipo de fut, el presidente del cole.


Pero a pesar de que todo parece igual hay dos elementos que irrumpen hoy en ese santuario de hombría, las lagrimas del novio de Gabriela, y el subcapitan del equipo desnudo envuelto en las sabanas azules de la desordenada cama.


Ahí está el presidente del cole, llorando como una niña, desnudo y frágil, sentado en la orilla de la cama dándole la espalda a su mejor amigo que yace encuerado a solo centímetros de él. En sus manos ha tomado la foto de él y su novia, que diría ella si supiera que su perfecto novio tiene ese pequeño secreto, que diría si supiera que cada vez que está con ella piensa en él.


De pronto el porta retrato cae al suelo y el vidrio que cubría ese supuesto amor se resquebraja en mil pedazos, ahora el capitán del equipo de futbol toma el retrato de él y ese que antes solía ser solo su amigo, pero lo toma con un asco y con un desprecio y lo coloca sobre su cama. Se levanta, los vidrios perforan sus blancas plantas de los pies. Camina fuera del cuarto sin mirar hacia atrás.


Ahora en la habitación solo manda el silencio y la fuerte respiración del mejor amigo, el sol empieza a superar la barrera de las cortinas, el olor a hormonas se empieza a disipar.


El joven vuelve al cuarto con su look de todos los días. Sera un día igual que los otros, el sweater del equipo y las medias blancas cubrirán todo de nuevo. Pero debajo del sweater trae algo que cambiara ese instante y por consiguiente cada uno de los restantes.


Él se recuesta encima de las sabanas a la par de su amigo. Se acerca olfateando ese olor a sudor que le activa el cerebro como la más fuerte droga. Sus labios buscan el cuello del hombre desnudo que tiene al frente. Y de pronto hacen contacto con esa piel clara que tantas veces ha tocado.


Esto hace que de pronto una sonrisa se dibuja en la cara del mejor amigo y este abre los ojos para ver el sol que entra por las cortinas. Pero en ese instante que sus ojos verdes se abren escucha detrás de él tan solo dos palabras: “Hasta luego”


Y se oye un disparo, y el sub capitán ya no siente nada, sabe lo que ha pasado pero no está triste ni enojado, tenía tanto porque vivir pero no le importa, sabe por qué el capitán lo hizo, sabe que solo así serian felices.


Y ahora después de haber asesinado a su amigo, mientras las sabanas se llenan de sangre, el capi da tres pasos, observa todas las fotos, esas fotos de gente inmóvil que solo sonríen como si lo que pasara frente a ellos fuera una comedia. Y se oye otro disparo, y esa gente sonriente dentro de un marco observa como la sangre del novio de Gabriela, ha manchado los vidrios que los protegen, que los separan de ese mundo que sí es real.

2 comentarios:

  1. mae casi bien... asi me gusta que mate a los personajes... no como Leda q los deja vivos!!!

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  2. jajaja! pero si los dejo vivos hay mas esperanza ! igual de tragico pero mas sorpresa cuando no los mato Mary

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